El 18 de marzo recordamos a la Beata Marta le Bouteiller; y a los santos Cirilo, Alejandro y Salvador, entre otros.

Hoy les presento:

  • una beata muy humilde, que dedicó gustosamente su vida a las labores que le asignaban;
  • al Príncipe de los Catequistas, de palabras sencillas, profundas, serenas y conciliadoras;
  • al obispo condenado a ser devorado por fieras en el circo, pero las fieras no lo atacaron;
  • un monje piadoso, humilde, alegre, despreocupado y milagroso, a quien le prohibieron hacer milagros

Comencemos...

 

Beata Marta le Bouteiller. Nació en Francia de padres campesinos. A sus 11 años murió su padre. En 1837 sus hermanos dejaron de mantener a su madre, por lo que Adela (ese era su nombre de nacimiento) dejó la escuela para dedicarse a empleada doméstica. Conoció las hermanas de las escuelas cristianas de la misericordia, dedicadas a educar a la juventud. En 1841 ingresó a la congregación y tomó los hábitos al año siguiente. Un día mientras lavaba la ropa, el río torrentoso y frío le arrebató una sábana, y al tratar de recuperarla se cayó; eso le causó principio de parálisis en las piernas. Al regresar al convento, su superiora le sugirió que hagan oración para que Dios le devuelva la salud. Ambas rezaron y sano. En 1843 hizo sus votos perpetuos y se le asignó el trabajo de la cocina, los campos y el sótano, lo que realizó gustosamente por 40 años. En 1875 se fracturó una pierna; cuando se recuperó, aún con bastón, atendía el arreglo de la despensa. En 1883 sufrió dos caídas, recibiendo una conmoción cerebral, por lo que falleció.

 

San Cirilo de Jerusalén. Obispo y Doctor de la Iglesia. Nació en Jerusalén como por el año 315. A los 30 años fue ordenado sacerdote. Como obispo de Jerusalén se dedicó a instruir al pueblo, atrayendo a los descarriados y socorriendo a los pobres. Las catequesis de Cirilo (llamadas instagógicas porque introducen al oyente a los misterios) son sencillas, profundas, serenas y conciliadoras. Cirilo buscaba la moderación y el compromiso entre los obispos contra los errores más claros, como contra el arrianismo que negaba la divinidad de Jesucristo. Uno de los misterios que trata con más precisión es la presencia real de Jesucristo en la eucaristía. Más que un teólogo, es un catequista que instruye con piedad. Se lo conoce como el Príncipe de los Catequistas. Murió alrededor del año 386.

 

San Alejandro de Jerusalén. También conocido como San Alejandro de Capadocia. Obispo de Capadocia en Turquía. Hospedó a Clemente, obispo de Alejandría por el año 205 cuando fue desterrado, por lo que fue prisionero varios años. Clemente ocupó su lugar. Cuando fue liberado se fue a tierra santa donde encontró a Narciso, anciano obispo de Jerusalén. Alejandro se volvió discípulo de Narciso, a quien lo sustituyó después de su muerte. Fue contemporáneo del célebre erudito defensor del cristianismo, Orígenes, quien lo recibió en la diócesis de Alejandría en Egipto, y le procuró una residencia en Caesarea de Palestina. Alejandro pacificó a los judeo-cristianos, y estableció una extensa biblioteca en Jerusalén. Fue arrestado por los paganos y llevado a Caesarea de Palestina, donde fue condenado a ser devorado por las fieras en el circo; pero las fieras no lo atacaron, por lo que lo regresaron a prisión donde murió.

 

San Salvador de Horta. Talego franciscano en Girona. Nació en Santa Colomba. Penitente en el convento de Horta en 1567. De origen muy modesto, al quedar huérfano se trasladó a Barcelona. Ingresó como lego en el convento franciscano de Jesus en las afueras de la ciudad. Hortelano, cocinero, portero, limosnero, sacristán; siempre tan piadoso, humilde, alegre y despreocupado que perturbaba a sus superiores. Los Ángeles hicieron una cena mientras él rezaba. Viajaba de convento en convento, porque era engorroso al atraer multitudes haciendo milagros, curaciones, profecías, prodigios. Le prohibieron hacer milagros, pero la gente se amotinó. Murió en la tierra de sus padres.

 

En el santoral del 18 de marzo también recordamos a:
San Frigidiano de Lucca, obispo (f. c. 588).
San Leobardo de Tours (f. c. 593).
San Braulio de Zaragoza, obispo (f. 651).
San Eduardo de Inglaterra, rey (f. 978).
San Anselmo de Lucca, obispo (f. 1086).
Santos Juan Thules y Rogerio Wrenno, mártires (f. 1616).

 

Primera vez que me entero de la beata y santos de este dia.

Estas publicaciones son más una forma de educarme al hacerlas, a la vez que les rindo mi homenaje, y los doy a conocer, como se lo merecen.

Hay ejemplos clásicos de santos bien conocidos por sus virtudes y milagros; pero al adentrarnos a conocer otros menos populares, nos damos cuenta de que no son unos pocos quienes pudieron hacerlo, sino los que vivieron en la Gracia de Dios.